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Viernes, 19 de noviembre de 2021

De un sarcástico Daniel Brühl a una aterrorizada Lady Di: de todo hay en las salas

Gregorio Belinchón

De un sarcástico Daniel Brühl a una aterrorizada Lady Di: de todo hay en las salas

A veces se nos olvida que esto del cine va de películas: la vida de los creadores, los dimes y diretes de la industria, el constante bregar por levantar la producción de filmes, la promoción de estreno, el bullicio de los festivales... todo ese fragor tapa como si fuera una cortina de humo el corazón del cine: las películas. Ahora mismo acabo de salir de ver una de las llamadas a ganar Oscars. Perdonadme que no dé muchas más pistas sobre ella: es bonita, está bien rodada, cuenta una historia (además, bastante personal)... el paquete va perfectamente envuelto. Pero no emociona, y al final esto va de emocionar y entretener. O una cosa o la otra, y si son las dos, mucho mejor. En esta newsletter hablamos del negocio, cierto, y aunque el estreno de Way Out ha ido muy bien, y Pan de limón con semillas de amapola se ha defendido en taquilla, la situación sigue muy complicada: si en Navidades no ha retornado el público adulto... Esto viene a cuento por el boletín de la semana pasada. Esta semana vamos a disfrutar un poco más de la pantalla: hay peliculones que merecen la pena que nos detengamos en ellos, y que defiendan sus creadores.

En esta lucha en la que se ha enfangado el cine entre narración y emoción, entre historias y sentimientos, entre la novela y la poética, una batalla que se advierte claramente en los festivales, personalmente me atraen mucho los cineastas que no renuncian a ambas líneas. ¿Ejemplos? Pues este fin de semana hay un puñado. A mí me han hipnotizado Spencer, de Pablo Larraín, y Libertad, de Clara Roquet. Un creador de prestigio y una debutante (aunque lleva ya años de guionista). Por partes.

De un sarcástico Daniel Brühl a una aterrorizada Lady Di: de todo hay en las salas

Cada vez que me asomo al cine de Larraín siento que sopla un viento gélido. Habitualmente es una brisa que se cuela hasta los huesos, y solo en ocasiones deviene en huracán. El chileno es más de que el público vaya congelándose poco a poco. Incluso cuando hay fuego en sus películas, no sirve para dar calor, sino para destruir (no hay más que recordar Ema o ver ahora las secuencias con chimenea de Spencer). Sí, soy fan de su cine y creo que no tiene película mala. Spencer, los tres días de Navidad en el palacio de Sandringham en los que Diana de Gales entra aterrorizada y en plena crisis personal y saldrá empoderada y decidida a divorciarse del príncipe Carlos, posee esa frialdad en grandes aposentos y soledades no queridas que también cimentaban Jackie. El cineasta chileno me contaba hace unos días: "El misterio que envolvía a Diana es seductor. Es una paradoja que aumenta el interés cuanto más incomprensible es. Para el cine, eso es valioso: los espectadores tienen una imagen previa de Diana y tras ver la película cada uno crea su versión. Spencer deviene en un disfrute privado en que el público aporta su autobiografía. Una maravillosa interrelación". ¿Un cuento de hadas al revés? "Al menos el tradicional es vapuleado. La narrativa de conocer a un príncipe azul y casarse con él no incluye que la princesa diga: '¿Sabes qué? No aguanto más y me voy'. Diana coge a sus hijos y se larga. Solo así podrá tener su identidad propia".

Sobre el terror que mana de su protagonista (Kristen Stewart pide a gritos el Oscar), Larraín explica: "La presión que soporta Diana recuerda a la de la protagonista de La posesión, de Andrzej Zulawski. El pánico nace de la proximidad, no de la distancia. Déjame acotar que no es una película de género, no es El resplandor. Aquí el personaje tiene una crisis interna que se suma a lo que le rodea: es una ficción basada en dos formas de pánico". En fin, charlar con Larraín es uno de los placeres de esta profesión, y Spencer merece (y mucho) la pena.

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Otra gran película: Libertad, de Clara Roquet. Es más irregular, cierto, pero es que es una primera película. Las partes que beben del cine de Lucrecia Martel elevan el metraje. De Roquet hablé la semana pasada porque otro de los guiones en los que ha participado, la libanesa Costa Brava, Líbano, se proyectó en el festival de Sevilla. Ahora llega su momento: "Yo lo único que quiero es compartir la película, ver las reacciones del público, porque me invade la sensación de que aún no existe. Las películas se hacen para ser proyectadas, si no, son fantasmas". Esto lo contaba en su estreno en la Semana de la Critica en Cannes. Y sobre su filme, que describe el terremoto que sufre la adolescente Nora, que durante un verano verá cómo se resquebraja el mundo exterior por culpa del alzhéimer de su abuela y el posible divorcio de sus padres, a la vez que su amistad con Libertad, la hija de la criada colombiana de la familia, recién llegada de Sudamérica, alterará su interior, explicaba. "Todos conocemos a cuidadoras que se han hecho cargo de nuestros mayores. Lo plasmé en mi corto El adiós, y ya sentí que conectaba con los espectadores. Además, hay algo universal en las amistades de verano". Si hay una época repleta de abismos de pasión, esa es la adolescencia. "Claro, es una etapa bisagra, en la que estás construyendo tu identidad, y muchas veces ese proceso pasa por rebelarte ante la imagen construida por tus padres".

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Hay más películas: a mí me entretuvo bastante Última noche en el Soho, de Edgar Wright, y desde luego, este retrato de otras masculinidades que es El poder del perro, de Jane Campion. Por cierto, Javier Ocaña propone este listado de wésterns indispensables del siglo XXI.

Y aún nos queda un tipo que me cae bien: Daniel Brühl.El actor hispanoalemán se enfanga en su debut como director en La puerta de al lado. Habla de egolatría entre los actores, de desigualdades sociales y de gentrificación, y todo eso pasando de la sátira al thriller hitchcockiano. Muy interesante. Él mismo lo explicaba el pasado miércoles en Madrid: "La película habita dentro de un juego raro. Es mi rostro, cierto, y cuando mi esposa vio la película me soltó un '¡qué asco de tío!' con cierta decepción, porque sabe que dentro de mí habita algo de ese Daniel. Pero a la vez no soy yo, no siento ni que sea una versión negativa de mí. Ni siquiera cuando era joven, que caí en cierto narcisismo y perdí interés por mi entorno, llegué a ser tan insoportable", confiesa. "En realidad, me he servido de ese Daniel para hablar de lo que me importaba: seres humanos y gentrificación. Al final he rehuido la posibilidad de hacerla más personal, lo que hubiera aumentado una sensación siniestra en la pantalla".

Y sobre su profesión, apuntaba: "Hay algo curioso en ser actor. Es de las pocas profesiones en que te felicitan públicamente por tu labor, pero a la vez estás siendo juzgado constantemente. Nuestras sociedades, tanto la española como la alemana, están siendo envenenadas por el populismo, que nos está pudriendo y dividiendo. Como actor, puedo hacer más allá, y dar voz a otros; a cambio, cada día noto mayor carga en las críticas que recibo por cuestiones como que yo en Berlín represento el oeste, el privilegio. Hoy más que nunca noto el nivel de amargura en Alemania. Probablemente, porque se mantienen las diferencias económicas entre alemanes del este y del oeste". La puerta de al lado es mucho más de lo que parece.

¿Qué es un NFT?

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Daiane Nora nos ha contado en Cultura qué es un NFT y cómo se está convirtiendo no solo en una obra de arte vendible (por cierto, este aspecto lo describía Ana Marcos en la recién estrenada newsletter de arte) sino en otro arma de promoción del cine: "El avance de los NFT, los llamados objetos no fungibles que, para el común de los mortales, son piezas digitales que se elaboran a partir de unos códigos que las hacen únicas, ha supuesto un cambio para la industria cinematográfica. Ya no solo se trata de ver un estreno en el salón de casa o poseer contenidos exclusivos de una película, sino que esta tecnología ahora también permite a la industria ampliar su merchandising con productos virtuales exclusivos e incluso invitar a los espectadores (con dinero) a formar parte del equipo de revisión de guiones de nuevas películas, contribuir a la creación de personajes o participar en la financiación o los derechos de exhibición de un filme. Los extras de los antiguos DVD son ya un recuerdo si se compara con todas estas nuevas posibilidades. Productores independientes y grandes emporios como Fox Entertainment, Universal Pictures y Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) ya prueban suerte en este universo digital". Es un tema fascinante que os recomiendo leer ahora y no perder de vista en el futuro.

España en otoño es un festival

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En otoño España es puritito festival de cine. El pasado sábado se cerró el de Sevilla de cine europeo, que ha sido un exitazo, y que ganó la austriaca Great Freedom; hoy arranca el de cine independiente de Gijón, que homenajea a creador distinto y maravilloso, como es Gonzalo Suárez -en esta entrevista con Juan Cruz, cuenta: Creo que del cine (y con esto no quiero decir que pretenda cambiarlo) me estorba el concepto teatral del que no se ha desprendido. Se dice que hago un cine literario. Pues en cierto sentido. Me gustaría la confluencia no solo de la literatura y el cine, que esa está. Mientras esté sujeto a seres parlantes, el cine es teatro"_, y se están celebrando en Barcelona L'Alternativa y en Madrid Márgenes, donde ha recibido un merecido homenaje Miguel Gomes, el director portugués más en forma, que contaba en la capital: "Yo no soy un comentarista político, pero como ciudadano hay que estar atento. Todo el cine es político, aunque muchas películas no lo sepan. Si haces una película sobre cómo se relaciona la gente, como es en este caso, estás atestiguando una confrontación con una probable base ideológica", Irrefutable.

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Estrenos de la semana

Aquí vamos con cinco lanzamientos.

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SPENCER. Pablo Larraín

La película de la semana para Carlos Boyero, que escribe esto: "Describe la probable o inventada última Navidad que pasó encerrada en una jaula de oro una señora conocida como la princesa de Gales, y para el pueblo con el muy cursi diminutivo Lady Di. Habla de la desesperación y la comprensible neurosis que la invaden. También de sus problemas con la anorexia (¿o es bulimia?), con el asfixiante mundo familiar que la rodea y al que ya le resulta imposible adaptarse, con pasar esos días en los que todo obedece a un ritual de pompa y circunstancias huyendo de la familia real y de sí misma vagando como un acelerado fantasma por esa opulenta mansión, recordando su feliz infancia en una finca próxima de la que solo quedan las ruinas, intentando mantener las sagradas formas ante un matrimonio roto y la silenciosa reprobación de la familia de su marido, sabiendo que su última oportunidad para sentirse libre es pillar a sus niños y escapar de allí, aunque sea provisionalmente".

LIBERTAD. Clara Roquet

Javier Ocaña explica sobre este drama familiar: "Libertad es la adolescente colombiana que da título al primer largometraje de la excelente cortometrajista Clara Roquet, estrenado en la Semana de la Crítica de Cannes, que se acerca al brío de la adolescencia por comparación: a través del contraste entre esta quinceañera, hija de la cuidadora, empleada de hogar, cocinera y otras tantas cosas más de una lujosa casa de verano, y la nieta de la dueña, una "niña bien" de 14 años que empieza a descubrir temarios sobre la existencia en los que la chavala colombiana tiene varios másteres. La diferencia de clase, el verano del crecimiento, la pérdida de la inocencia, la conquista del espacio propio, las primeras experiencias con lo prohibido y la rendija por la que empezar a mostrar una personalidad determinada. Libertad es pura adolescencia femenina de clase alta".

LA PUERTA DE AL LADO. Daniel Brühl

Javier Ocaña apunta: "La puerta de al lado, algo desigual aunque muy entretenido estreno tras la cámara del actor Daniel Brühl, una estrella en Alemania, con películas internacionales tan exitosas como Malditos bastardos y Rush, reflexiona sobre sí mismo y sobre sus compañeros en la cima, e inspirado por una idea propia se hace el haraquiri moral con una comedia negra de tintes dramáticos y matices de intriga, ambientada casi exclusivamente en un único escenario: un pub del barrio, donde se encuentra con su vecino, al que ni siquiera reconoce porque nunca se ha parado a mirarlo".

EL PODER DEL PERRO. Jane Campion

Elsa Fernández-Santos explica: "Este oscuro y perturbador filme supone el regreso al cine, tras 12 años volcada en la televisión, de una directora cuya intensa personalidad narrativa irrumpe aquí desde la primera secuencia. Sobre un fondo negro suena la vibrante banda sonora de Jonny Greenwood (componente de Radiohead) y se escucha la voz en off, dulce y suave, de un joven que habla de la muerte de su padre y de su deber hacia su madre (Kirsten Dunst), de cuidarla y salvarla. "¿Qué clase de hombre sería si no?", pregunta al vacío el personaje que interpreta Kodi Smit-McPhee, un chico sensible y amanerado cuya presencia abrirá la espita de la pulsión erótica de un mundo que rechaza todo lo femenino y solo entiende de hombres, de un tipo de hombres".

ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO. Edgar Wright

A Elsa no le ha gustado mucho: "Es innegable el instinto de Edgar Wright para remezclar los géneros. Lo vuelve a probar la última película del director de Bienvenidos al fin de mundo o Baby Driver, la bien orquestada e interpretada pero bastante insustancial Última noche en el Soho. En su trepidante coreografía formal, Wright mete un poco de todo, pasos de thriller, de terror fantástico, de giallo italiano y hasta de musical, para contar una historia de sangre y fantasmas que viaja desde la inocente campiña inglesa a la oscura noche londinense. Un filme que ocurre en paralelo entre los años sesenta y la actualidad, una banda ancha que le permite a Wright excederse en casi todo, incluidas sus resabiadas referencias cinéfilas y musicales.Última noche en el Soho posee brío, pero en su despliegue le falta pegar más fuerte".

Un abrazo a todos. Para cualquier consulta, en Twitter soy @gbelinchon

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