| Hay películas que dejan con la boca abierta al acabar su proyección (y a veces no por las razones que les gustarían a sus creadores). Este viernes llegan varias así: por ejemplo, la ganadora del último Sitges, la islandesa Lamb, con Noomi Rapace, que remata con una secuencia-solución al conflicto bastante discutible. O como la nueva película de Ridley Scott La casa Gucci -cuando aún está en cartel el anterior lanzamiento del británico (El último duelo)-, una astracanada que su director define como sátira, y que me dejó con una duda: ¿es así de alocada y pasada de rosca porque Scott quiso, o es sencillamente un desastre? Y por supuesto, no puedo olvidar la gran, enorme Espíritu sagrado, el primer largometraje de Chema García Ibarra, uno de esos directores que llevan años en la trinchera del cine independiente, y que ahora llega al gran público. Por él empezamos. Espíritu sagrado no es una película sencilla, aunque tampoco experimental. Narra una historia, pero con el estilo de García Ibarra. "En realidad, siempre hago lo mismo. Hay cuatro cosas que me interesan y sobre ellas ruedo", bromea su director. Su humor recuerda al de Aki Kaurismäki, que consigue a la vez la carcajada y helar la sangre, Y alma obrera. "Vi en Canal Plus en el año 2000 Nubes pasajeras, en casa de mis padres, y descubrí colores increíbles, rostros como nunca antes había visto, diálogos alucinantes... Una poesía proletaria que para alguien como yo, de Carrús [en Elche, la ciudad levantina en la que nació el director], sonaba muy cercana. A mi alrededor todo el mundo trabajaba haciendo zapatos y zapatos", cuenta en esta entrevista, que desgrana su pensamiento y su obra. Espíritu sagrado cuenta varias historias entrecruzadas: la de una asociación de obsesionados con los ovnis, la de una familia en la que ha desaparecido una de sus hijas gemelas, y eso lo logra con actores elegidos en la calle, vecinos que nunca habían interpretado nada: "A los actores solo les pido que respeten el fondo de la secuencia. Pero que las palabras las digan como lo harían en su vida, en la calle. Buscamos filmar en sitios de verdad, nos negamos a ir a almacenes de atrezzo, que acaban uniformizando el cine español. Y así logro una película de ficción a la que le he pintado una capita de documental". El resultado es muy bueno, hasta los últimos diez minutos, en que deviene en excepcional: García Ibarra realiza un triple salto mortal y cambia todo lo contado por otro punto de vista. La historia cambia, aunque los personajes permanecen. Y su último plano final, medido, meticuloso, excepcional, en el que aprovecha todos los elementos con los que ha jugado previamente, es de levantarse y ponerse de pie a aplaudir. Por cierto, el título de la película se refiere en parte a u disco de los noventa, Sacred Spirit, un álbum alemán epítome de la new age de los noventa, creada con cánticos de nativos norteamericanos... Y esa new age de pacotilla es el caldo de cultivo de la narración. Por cierto, otro gran detalle, más para frikies: García Ibarra y su pasión por el grupo Los Sobraos. Dos entrevistas más que nos han dado vidilla esta semana en El PAÍS. La primera, a Ridley Scott. Todo el mundo tiene un día malo, y a Scott le pasó el día en que aceptó la propuesta de su esposa de involucrarse en un guion como el de La casa Gucci. El día de la entrevista el que tuve el día malo fui yo. Tras una larguísima jornada, me tocó el zoom de Scott a la una de la mañana, hora peninsular. Él, en cambio, estuvo amable, encantador, y entró a varios trapos. A mí me gustan frases suyas como: "La historia de los Gucci es como la de los Borgia o los Medici: se asesinaban unos a otros para prosperar" o "Me gustaría definir mi película como una ópera satírica, aunque sin música. La casa Gucci sería una versión actualizada de las óperas clásicas. Siempre sentí que la historia albergaba una sátira sobre aquellos acontecimientos, incluso que respiraba comedia". Y sobre la sátira, decía: "Bueno, convengamos que la sátira es el término intelectual para decir comedia [risas]. Si dices a la gente que va a ver una sátira, te responderán: 'Uf, no, por favor, que será una película para intelectuales'. Así que pactemos que es una comedia". Por cierto, en breve entra a rodar su biopic sobre Napoleón con Joaquin Phoenix. El hermano de Tony Scott (feliz sentencia obra de mi amigo Fausto Fernández, un pozo de sabiduría al que os recomiendo seguir en Twitter) ha devenido de creador de ciencia ficción a realizador experto del cine histórico. La otra entrevista la realizó mi compañera Raquel Peláez a Halle Berry, que se ha estrenado como directora con Herida, disponible en la plataforma Netflix. Una historia dura protagonizada por una exboxeadora vapuleada por la vida, que vuelve a subirse a un cuadrilátero, aunque en esta ocasión de artes marciales mixtas. ¿Por qué una propuesta tan dura? "Bueno, pues si te ha parecido duro verlo, imagina vivir esa realidad. A veces tenemos esta maravillosa oportunidad donde podemos usar el cine y el arte para ayudar a educar. Siempre que podemos hacer eso, es algo muy valioso. Y creo que siendo una mujer negra que ama la lucha tenía muchas cosas que decir sobre este deporte y el mundo que le rodea", contaba. Berry dice que creció escuchando hablar en su barrio de Ali, Joe Frazier, de Foreman o Sugar Ray Leonard y que eso la marcó: "Nada de lo que se retrata en este filme me resulta totalmente ajeno". Hay que reconocer que Berry, una enorme actriz, no ha tenido las oportunidades que se merecía para mostrar su talento. Ya llegan los Goyas: Sacristán recibirá el de Honor Pues ya tenemos Goya de Honor: José Sacristán. ¿Merecido? Merecidísimo. Ahora bien, el Goya de Honor tiene un componente mediático, más allá del de honrar a un cineasta, que este año se pierde en Sacristán, porque hace tres meses recibió el Premio Nacional de Cine. Personalmente, y desde luego puedo estas equivocado, porque es un debate menor y muy muy subjetivo, yo hubiera esperado al año que viene, que hubiera resonado de otra forma. Hablando de Goyas, una historia maravillosa, la de Gora automatikoa, que será candidata en la categoría de largo de animación porque solo han pasado la criba administrativa cuatro películas, tantas como finalistas puede haber. Gora automatikoa arranca así; el pasado 6 de marzo David Galán Galindo (Ávila, 39 años) estaba viendo en su casa la ceremonia de los Goya cuando oyó que La gallina Turuleca había ganado el Goya al mejor largometraje de animación sin ningún rival: era la única candidata. Galán Galindo llamó a dos amigos, Esaú Dharma (Jaén, 41 años) y Pablo Vara (Gijón, 37 años), con una propuesta alocada: hacer corriendo una película de animación con la que ganar el Goya 2022. Y, de paso, lograr que la industria se acordara de ellos. "En realidad", apuntaba Galán Galindo en una videollamada junto a sus dos compañeros, "es un filme de animación canónico, que parece una broma. El trampantojo estriba en que creas que estás viendo una gran punkada, cuando hay un guion con sus puntos de giro. Es cierto que jugamos a la transgresión y a acercarnos al límite". Aquí os contamos más de esta película, que esconde mucho más de lo que parece a primera vista. Israel no quiere que esta película se vea en su país Acabamos con una apasionante historia que propone Juan Carlos Sanz, el corresponsal de EL PAÍS en Jerusalén: el veterano cineasta Avi Mograbi presentó el domingo en el Festival Internacional de Cine de Gijón The First 54 Years. An Abbreviated Manual for Military Occupation (Los primeros 54 años. Un manual abreviado de la ocupación militar), un documental que entremezcla testimonios de exsoldados israelíes sobre sus misiones en los territorios palestinos con crudas imágenes de archivo de más de medio siglo de sometimiento militar. Salvo unos pocos pases en las filmotecas de Jerusalén y Tel Aviv, nadie ha querido mostrarlo en Israel. Ni las salas comerciales, ni las televisiones en abierto, ni los canales de documentales de las plataformas por cable, ni los festivales de cine locales. El director le contaba a Sanz: "Al principio de mi carrera era muy ingenuo y creía que podía cambiar la realidad con mis películas. Ahora, me guste o no, mis filmes van dirigidos a una izquierda que está en vías de extinción en Israel y precisa verse reforzada con ideas para seguir con vida". Estrenos de la semana Aquí vamos con cinco lanzamientos. LA CASA GUCCI. Ridley Scott La película de la semana para Carlos Boyero, que escribe esto: "Tengo un serio problema con esta película, cuyos 150 minutos se me hacen largos. Y es que ninguno de sus personajes me resulta querible, me siento inmune hacia su presunto magnetismo. Ocurren muchas cosas en el afán de los miembros de esta familia por controlar el negocio, hay bobos con pretensiones y hábiles mercaderes, alguno que intentó mantenerse al margen de las luchas y que descubre la adicción al trono. Y en medio, esa mujer inquietante, excéntrica y maniobrera que decide que el camino se puede atajar de forma letal. Pero es que me dan igual todos ellos, que no me fascina ni lo más mínimo su personalidad, lo que dicen, piensan y hacen, su pasado, su presente y su muy negro futuro. Sus intrigas son muy pobres y tampoco me seduce el tono entre satírico y costumbrista que imprime Ridley Scott. Es una película monótona e inútil". ESPÍRITU SAGRADO. Chema García Ibarra Javier Ocaña explica sobre esta película que rehúye adscribirse a un género: "Artista al margen, como también lo fue el Santiago Lorenzo de Mamá es boba, con la que tantos paralelismos pueden encontrarse en forma y fondo, y ahora el Juan Cavestany de, entre otras, Gente en sitios y Esa sensación, Ibarra es otro fastuoso perro verde, figura indispensable en una cinematografía como la española, no demasiado dada a estos fenómenos paranormales de la creación. Y en el caso de Espíritu sagrado, además, con un formidable giro argumental en el desenlace, que dejará boquiabierta a la platea, rematando así un aparentemente disparatado objeto cinematográfico de digestión compleja por fuera, con mucho de asunto serio por dentro".. LA HIJA. Manuel Martín Cuenca A Elsa Fernández-Santos le ha gustado mucho la pelicula de Martín Cuenca: "Con elementos de thriller y también de un cuento de terror de los hermanos Grimm, aunque bajo la luz de un país del sur, La hija coge impulso en su tramo final e introduce en su austero espacio elementos externos al trío principal que resultan especialmente inquietantes, como el inspector de policía o los perros de la casa. De su mano, se amplifica ese aire amenazante que invade toda la película y que se acelera en su desenlace bajo una atmósfera claustrofóbica e inhumana en la que la pedregosa naturaleza que rodea a la casa donde todo ocurre estará presente como un personaje más. Aunque más que un laberinto de intrigas y emociones, lo que propone Martín Cuenca es la caída a un pozo, en cuyo oscuro fondo se resolverá esta tensa y feroz historia". ENCANTO. Jared Bush, Charise Castro Smith, Byron Howard Javier explica: "Siguiendo la línea multicultural abierta en los últimos años tanto por Disney como por su filial Pixar, el nuevo largo de animación de la factoría de los dibujos animados viaja esta vez a Colombia para presentar un relato articulado a partir del realismo mágico, en cierto modo consustancial a la tradición y a la literatura del país suramericano. Como una especie de versión infantil de la mítica familia Buendía, los Madrigal, protagonistas de Encanto, hunden sus raíces en las viejas historias de antaño, en el regreso desde la muerte en forma de espectros, en los malos augurios, en los dones especiales, en los fenómenos de la naturaleza y en los elementos sobrenaturales". HERIDA. Halle Berry Para Elsa, Berry no ha cuajado una gran película en su debut como directora: "En Herida solo funcionan las peleas, especialmente la coreografía final, en la que la veterana luchadora que interpreta Halle Berry le disputa el título a una campeona llamada Lady Killer. Es decir, en Herida solo funcionan las secuencias en las que instintivamente te tapas la cara para no sufrir tanto golpe. No es la única lucha impactante: la violenta secuencia de la pelea clandestina, sin reglas, sin límite y sin árbitro, también pone los pelos de punta. Berry interpreta a una alcohólica que después de una humillante paliza ha colgado los guantes y malvive con su manager, una bestia que solo quiere que ella vuelva al ring, aunque la destrocen". Un abrazo a todos. Para cualquier consulta, en Twitter soy @gbelinchon |
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