Friday, October 29, 2021

El 'caso Baldwin' conmociona el cine

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Viernes, 29 de octubre de 2021

¿Quién ve cine en catalán?

Gregorio Belinchón

¿Quién ve cine en catalán?

Rodaje de 'El ventre del mar', en Mallorca, con Agustí Villaronga en el centro de blanco.

Y ahora que con la pregunta que encabeza esta newsletter hemos hecho el viejo truco cinematográfico del cliffhanger -dejar una narración en el aire en su momento culminante-, vamos a dar una somera explicación a un tema tan farragoso como fundamental para el cine: la ley de audiovisual. Esperad, no huyáis. Hablaremos también del caso Baldwin, pero lo importante está aquí, en la ley del audiovisual. Y de cómo se gestione así será el cine español de los próximos años.

La Ley General del Audiovisual es igual o más importante para el cine que la misma Ley del Cine. Porque regula el mercado general del audiovisual, lo que incluye la financiación del cine. La vieja norma quedó anticuada ante el advenimiento de las plataformas. Y por eso, la UE lanzó su directiva del audiovisual hace ya tres años. Después, todos los Estados miembros tenían que transponerla a sus legislaciones nacionales, plazo que acabó en septiembre de 2020. La directiva deja amplio margen para que cada país juegue con los porcentajes, pero a grandes rasgos es valiente e intenta proteger al cine y series locales ante la expansión de grandes plataformas como Netflix, HBO o Disney+. En España eso quiere decir que las plataformas tendrían que encarar las mismas obligaciones que ya cumplen las teles privadas. ¿Por qué existen esas obligaciones? Porque realizan un negocio por el que no han pagado previamente su concesión. 

¿Quién ve cine en catalán?

El tema se le ha atragantado al Gobierno de Pedro Sánchez. Solo quedan por aprobar sus leyes España y Polonia. La nueva Ley también regulará la financiación de TVE, pero es en las obligaciones de las plataformas donde la industria clama al cielo. Entre otras medidas, la ley prevé que los catálogos de estas plataformas incluyan "al menos un 30% de obra europea". El borrador de la norma española establece que la mitad de ese 30% fuera destinado a obras en castellano u otras lenguas cooficiales, e imponía a las plataformas que invirtieran un 5% de sus ingresos generados en España en la producción de filmes y series del país, algo que ya cumplen desde hace años las televisiones privadas. Un 5%. En Francia, Italia y en otros países ese porcentaje se mueve entre el 17% y el 20%. Los productores ya han asumido por desgracia que será inamovible y realizan otra batalla: que ese 5% revierta en obra creada por productoras independientes, no en empresas que formen parte de conglomerados mediáticos, porque entonces el dinero se quedaría (como así hacen, trampeando, las televisiones privadas) en esas plataformas. Y a eso se le llama monopolio.

Este es el gran caballo de batalla de la ley, aunque no el único. También está el tema de quién se queda los derechos intelectuales de esa obra, que con el tiempo genera otros beneficios. Pero esta pelea, en la que según los productores independientes el Gobierno no les está haciendo ni caso, ha quedado acallada cuando ERC ha decidido que apoyará los Presupuestos Generales solo si el Gobierno protege el catalán en el audiovisual, y exige que se establezca que un porcentaje de los contenidos en estas plataformas deben estar en catalán, gallego o euskera. La Ley todavía no ha pasado todavía por el Consejo de Ministros, cierto, pero la negociación por los Presupuestos acaba... hoy viernes. Hemos hecho un (creo) amplio reportaje sobre cómo la batalla política ha devorado a la guerra industrial, con todas las voces posibles. Y eso nos ha llevado a preguntarnos qué pasa con el cine en catalán, por qué solo tiene un 2,13% de espectadores en una comunidad autónoma en la que un estudio, procedente de la Generalitat, asegura que el 92% de su población es bilingüe. Por cierto, hay plataformas como Filmin que tiene el 18% de su contenido accesible en catalán. A cambio, este año en los premios Gaudí, otorgados por la academia del cine catalán, solo hay cinco largometrajes compitiendo en las categorías de cine en ese idioma. Insisto: de todo ello hablamos aquí.

¿Quién ve cine en catalán?

¿Es importante este desarrollo legislativo? Cedo la palabra a Tono Folguera, veterano productor, que ahora tiene en salas Mediterráneo. "No estoy en contra de las plataformas y su producto. Hay que hacerlo, crea puestos de trabajo, el público lo demanda. Pero las películas españolas que tanto gustan cuando se ven en el festival de San Sebastián no se harán. No habrá El buen patrón, Maixabel, Madres paralelas... ¿Alguien se cree que si se deja el mercado sin regular las plataformas harán Maixabel?". Y sobre el catalán apunta: "Me sorprende que la gente aún no entienda que el catalán es tan español como el castellano e igual de defendible Hoy, el cine en catalán es imposible de financiar. Mediterráneo tendría que haber sido bilingüe. Alguien en su día decidió en las instituciones catalanas que el audiovisual catalán no era importante".

El 'caso Baldwin'

A Alec Baldwin un asistente de dirección le gritó "Cold gun", la frase que confirma que el arma no lleva balas, antes del ensayo de una secuencia de la película de bajo presupuesto, Rust, y el actor disparó. Por desgracia, no eran balas de fogueo, y Baldwin de manera accidental mató a la directora de fotografía Halyna Hutchins e hirió al director del wéstern Joel Souza el pasado jueves. A partir de ahí el morbo y el interés de la noticia han corrido en paralelo: Lo que sabemos: las condiciones laborales del equipo de Rust eran lamentables y había amagos de huelga; el asistente de dirección ya había tenido problemas por incidentes con armas de fuego en ese rodaje y en otro previo; la maestra armera era inexperta. Lo que se rumorea, y se está investigando: el equipo se entretenía con prácticas de tiro. El sheriff y la fiscal del distrito hablan de numerosa munición recogida en el lugar del rodaje (500 proyectiles, entre balas de fogueo, falsas y reales), y de tres armas que se usaron en el ensayo que resultó mortal: Baldwin tenía en sus manos un revólver F. LLI Pietta tipo Colt de cañón largo, había otra pistola con modificaciones en el tambor que, al parecer, hacían que "no funcionara" y una tercera de plástico. Baldwin ha sido víctima de un desgraciado accidente producto de una negligencia, pero puede que sea acusado no por el incidente, sino porque es uno de los productores del filme, y por activa o por pasiva permitió tantos errores.

¿Quién ve cine en catalán?

¿Podría pasar esto en España? No. Porque aquí se usan armas falsas. Punto. En ellas no caben balas reales. Y la Guardia Civil controla el uso de armas en el rodaje. En Estados Unidos si los ayudantes de dirección y los maestros armeros son veteranos, hay un protocolo exhaustivo. Pero... (y aquí llega el gran pero), como hay tantas armas a disposición de cualquiera sale más barato eso que adquirir una réplica. Y a muchos actores les parece más verosímil sentir el peso y la fuerza del retroceso de un revolver de verdad.

De todo lo anterior, lo más importante es la muerte de Halyna Hutchins, directora de fotografía a la que además se le auguraba un gran futuro. De paso os recomiendo este artículo de mi compañero, y escritor admirado, Javier Rodríguez Marcos: Pistolas y libros en un rodaje: peligro de muerte.

Llega la Seminci

Imagen de 'La naranja mecánica'.

Imagen de 'La naranja mecánica'.

Estos días se celebra la 66ª edición de la Seminci (se pronuncia como se lee, y no como si fuera en italiano, acabada en chi, que mucha gente lo hace erróneamente así). Además de sus buenas películas (se alimenta en gran parte de lo mejor de otros festivales), en la Seminci hay estupendos documentales, grandes historias que merecen la pena destacar. En EL PAÍS estos días hemos publicado varias, y aquí podéis elegir. Dejadme destacar dos: la película Hit The Road, de Panah Panahi -el hijo del gran Jafar Panahi, ejemplo de cineasta iraní perseguido por el régimen-, al que Juan Navarro ha entrevistado; y la fascinante historia de la primera proyección en España de La naranja mecánica, que ocurrió en la Seminci de abril de 1975, en pleno tardofranquismo y tras llevar la película prohibida cuatro años por la censura (el documental La naranja prohibida lo ilustra y en Valladolid estuvo Malcolm McDowell, protagonista del filme de Kubrick, presentándolo)

Colas ante la taquilla del pucelano cine Carrión en abril de 1975 para ver 'La naranja mecánica'.

Colas ante la taquilla del pucelano cine Carrión en abril de 1975 para ver 'La naranja mecánica'. / ARCHIVO DE LA SEMINCI

Estrenos de la semana

Aquí vamos con tres lanzamientos.

Jodie Comer y Matt Damon, en 'El último duelo'.

Jodie Comer y Matt Damon, en 'El último duelo'.

EL ÚLTIMO DUELO. Ridley Scott

La película de la semana para Carlos Boyero: "La estructura narrativa de El último duelo no es nueva. El japonés Akira Kurosawa la utilizó sabiamente en Rashomon. Consiste en que la cruenta historia está relatada a través de los tres protagonistas, la mujer violada, su marido y el violador. Y que el espectador haga sus deducciones. En mi caso, mantengo el interés durante todo el metraje. Y me alegro de no haber vivido en aquella época sombría, a finales del siglo XIV. Casi todo huele a mugre, al salvajismo permanente contra los débiles y a la guerra entre los poderosos por las eternas razones económicas. Ridley Scott lo describe con atmósfera, realismo y credibilidad".

PETITE MAMAN. Céline Sciamma

Elsa Fernández-Santos explica sobre esta joya: "Pocas películas, posiblemente ninguna, han atrapado el misterio del amor de una hija por su madre como lo hace la preciosa Petite maman. La última película de la francesa Céline Sciamma es un conmovedor poema sobre el duelo visto desde los ojos de una niña de ocho años que acaba de perder a su abuela materna. Esa muerte la enfrentará por primera vez al dolor de la ausencia y la orfandad. Un rito de iniciación en el que la pequeña niña y la pequeña madre del título se encontrarán frente a la más insondable de las pérdidas para recorrer juntas el camino de la memoria y el consuelo".

EL CABALLERO VERDE. David Lowery

También Elsa escribe: "El caballero verde se aleja de las típicas adaptaciones artúricas de aire histórico y acción para retomar la senda, más cercana a la raíz del folclore y los mitos, de algunas de las mejores películas sobre este famoso ciclo medieval, como la gran Excalibur (1981), de John Boorman. Basada en el poema épico anónimo del siglo XIV Sir Gawain y el caballero verde, este filme oscuro y sobrenatural se centra en el viaje del hijo de Morgana, y sobrino del rey Arturo, quien después de un hechizo de su madre aceptará el desafío de un extraño y gigante caballero de piel y vestimenta verde que se presenta en Camelot en la víspera de fin de año. Una aventura en busca del honor que por momentos resulta demasiado árida y críptica, pero en la que el actor Dev Patel logra una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha".

Un requiebro final. Jesús Ceberio, exdirector de EL PAÍS, experto en el País Vasco y por tanto gra conocedor de ETA y de lo que supuso su terrorismo en la la sociedad vasca, ha escrito este artículo a cuenta del estreno del documental Impuros, sobre la experiencia vital de Borja Sémper y Eduardo Madina. Y apunta: "La huella de ETA sobre la sociedad vasca ha sido tan densa, tan ominosa, que han tenido que pasar 10 años desde su final para que el cine empiece a hacer la autopsia [...]. Frente a tanta autenticidad de uno u otro lado, Madina y Sémper reivindican su condición de impuros, de gente que propone como horizonte de vida un país en el que puedan convivir los diferentes".

Un abrazo a todos. Para cualquier consulta, en Twitter soy @gbelinchon

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