El escritor que hace justicia a las víctimas Por Javier Rodríguez Marcos "Si defiendes a Pinochet, me divorcio". El escritor británico, descendiente de judíos deportados a los campos de concentración, vuelve en Ruta de escape al método que lo consagró con Calle Este-Oeste: investigar a fondo la vida de un individuo -o de una familia- para iluminar una parte de la historia de Europa. En este caso, las andanzas del gobernador nazi de Cracovia -a una hora de Auschwitz-, que escapó a la acción de la justicia y murió en Roma bajo nombre falso. Profesor de Derecho Internacional que ha participado en diversos juicios en la Corte Penal Internacional de La Haya (entre ellos, la guerra de Yugoslavia, la invasión de Irak o Guantánamo), Sands ha desarrollado un método muy marcado por su oficio: la investigación narrativa -que mezcla el rigor de los historiadores con la exhaustividad de abogados y fiscales y las herramientas de la novela-. En una impagable entrevista con Marc Bassets, explica su sistema de escritura y relata su particular relación con el hijo del jerarca nazi -que niega los crímenes de su padre pero colabora con el escritor-. También adelanta el contenido de su nuevo libro: el caso Pinochet. Los abogados del dictador chileno quisieron contar con Sands en el equipo de defensa. Él consultó con su esposa, nieta de republicanos españoles y su respuesta terminó por llevarle al bando de la acusación: "Si defiendes a Pinochet, me divorcio". "Cuando algo queda bonito, sospecho". El próximo 3 de febrero Luis Gordillo inaugura en el Museo de la Universidad de Navarra su exposición más grande tras la celebrada en el Museo Reina Sofía -con un 60% de obras inéditas-. Por ese motivo ha recibido en su estudio a Bea Espejo, con la que habla de la mil veces anunciada muerte de la pintura, de su creciente interés por el dibujo y del resorte que salta en su cabeza cada vez que da con un cuadro excesivamente acabado: "Cuando algo queda bonito, sospecho". Un paseo por los alrededores del libro. Tenemos una relación tan familiar con los libros que pensamos que siempre han sido como ahora. En absoluto: la puntuación y la paginación se cuentan entre los inventos que fueron mejorando el viejo formato códice. Otro fue el índice, que comenzó siendo un apoyo privado frecuente en las Sagradas Escrituras y que se convirtió en público. José Antonio Millán escribe sobre tres ensayos que tratan aspectos laterales del mundo de los libros como los citados índices o los marcapáginas. Esos tres ensayos los firman Maria Gioia Tavoni -Circunnavegar el texto. Los índices en la Edad Moderna (Trea)-, Amaranth Borsuk -El libro expandido. Variaciones, materialidad y experimentos (Ampersand)- y Massimo Gatta -Breve historia del marcapáginas (Fórcola)-. Ese paseo por los alrededores del libro se completa con nuestro destacado de la semana: La segunda mano o el trabajo de la cita, de Antoine Compagnon en Acantilado. Convertido en clásico desde su aparición en francés, el ensayo analiza el modo en que la literatura y el arte de retroalimentan, algo básico en el pasado -en la obra de autores como Montaigne, Borges o Umberto Eco- pero también hoy, cuando sigue vivo el debate sobre el pastiche posmoderno y la apropiación cultural. Todo está en los libros. La polémica del exilio (y del rock en castellano). Antonio Muñoz Molina dedica su columna de esta semana a comentar las declaraciones en las que el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias comparó la situación de Carles Puigdemont en Bélgica con la de los exiliados republicanos tras la derrota en la Guerra Civil. Por su parte, el escritor chileno Rafael Gumucio analiza sin pelos en la lengua Rompan todo, el documental de Netflix sobre el rock en castellano. Hay un músico que sale demasiado (y resulta estar entre los productores de la serie). Egos revueltos. |
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