| Buenos días, España ha vuelto. A las librerías. Entren en el buscador de cualquiera y escriban la palabra mágica. Luego quiten las guías turísticas (todavía existen) y los libros que empiezan por "Historia de". Todavía quedará una multitud. En los últimos meses no han dejado de publicarse ensayos que vuelven a pensar sobre eso que algunos -será que tienen alma- llaman "el ser de España". La semana que viene se les sumara uno de los más esperados: Contra la España vacía. No lo firma el peor enemigo de Sergio de Molino sino… Sergio del Molino. Cinco años después de poner nombre a medio país y de introducir tres palabras (la, España y vacía) en la agenda social, el autor madrileño afincado en Zaragoza publica algo así como la prolongación política de aquel superventas a medio camino entre la crónica, el reportaje y el libro de historia. Para hablar de libros, de política, de historia y de España hemos sentado a Del Molino a la misma mesa que los historiadores José Álvarez Junco y Pilar Mera Costas. Si el primero es el gran experto en la construcción del nacionalismo español, la segunda -que nació tres años después de la muerte de Franco- acaba de publicar un libro sobre el que posiblemente sea el día más decisivo (y fatídico) del siglo XX español: el 18 de julio de 1936. Los tres hablan con José Andrés Rojo sobre patriotismo constitucional, federalismo y Estado de bienestar. También hablan de esos "mitos comunes" que sirven de pegamento a un país (el filósofo Santiago Alba Rico propone dos: la guerra de la Independencia y el gol de Iniesta). Hasta Álvarez Junco, que concibe la historia como una máquina de deshacer mitos, se atreve a señalar alguno: las tres culturas de la Edad Media, Bartolomé de las Casas y la Transición. Con todos sus peros. España es nuestro tema de portada y la charla se completa con un comentario de las novedades firmadas por José María Ridao, Alba Rico, Ian Gibson, Juan Pablo Fusi o el propio Sergio del Molino. Jaime Gil de Biedma escribió que de todas las historias de la historia la más triste es la de España. ¿Por qué? "Porque termina mal", decía. Se equivocaba. No termina. París, ciudad abierta. El propio Gil de Biedma dijo de otro poeta, Juan Gil-Albert, que era un español que pensaba. ¿Y qué es un español que piensa? Su respuesta: un francés. El chiste no es apto para nacionalistas (ni para historiadores, cierto) pero sirve para llevarnos hasta el Centro Pompidou, reabierto por primera vez desde octubre, como el resto de museos de la ciudad. La espera parece haber merecido la pena porque el Beaubourg alberga una de las grandes exposiciones de la temporada europea: Elles font l'abstraction. Álex Vicente la ha visitado y nos cuenta la impresión de ver junta la obra de más de cien mujeres que contribuyeron tanto o más que sus pares masculinos al desarrollo de una tendencia decisiva en el arte moderno y contemporáneo. Que no se les haya reconocido no tiene nada que ver con su calidad. Basta con pasear por la muestra parisina para comprobarlo. Dos recomendaciones con nombre propio: Antonio Muñoz Molina ha leído el libro en el que la historiadora del Holocausto Wendy Lower relata la historia de una foto en la que varios soldados alemanes disparan a quemarropa a una familia de judíos que cae directamente a la zanja en la que serán enterrados. La instantánea desmiente uno de los grandes tópicos de la historia reciente: que el ejército regular germano se mantuvo al margen de las atrocidades perpetradas por las SS. Clara Usón ha charlado con Berna González Harbour en su sección Qué estás leyendo y recomienda los cuentos completos de Chéjov ahora que reedita El viaje de las palabras, su particular homenaje al escritor ruso. Y una colectiva (que firman varios de nuestros críticos musicales): lo nuevo de Coldplay, Billie Eilish, Manel y otras canciones de mayo. Feliz junio. | 
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